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Efesios 1:3-14

de Gordon C. Olson


"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos [continuamente] santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto [benevolencia] de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que [continuamente] seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

Todo el párrafo constituye una sola oración, y parece que el tema en su totalidad es contenido en la primera frase—una bendición pronunciada sobre el Padre. Él entonces va a ser bendito por varias razones. La segunda frase empieza con un participio aoristo, como en la quinta frase. Esto puede ser el indicio que las frases de la segunda a la cuarta se lean como una unidad de la siguiente manera:

“que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor”.

El Padre va a ser bendito PRIMERO porque “nos bendijo… en Cristo”. Esto él dice haber hecho “antes de la fundación del mundo”, y hecho en o por medio de Cristo. La pregunta surge si las bendiciones habladas son las bendiciones originales puestas en Adán antes de la caída, o las bendiciones de la redención en presciencia de la caída. Se puede decir que la frase “en Cristo” limita la aplicación a la de la redención, pero esto no es necesariamente así. Hay una serie de pasajes que atribuyen a la creación y el sostenimiento del hombre y toda existencia material a Jesucristo, de la siguiente manera: Jn. 1:3, 10; 1 Co. 8:6; Col. 1:16-17; He. 1:2; Ap. 3:14. En Colosenses leemos “en él fueron creadas todas las cosas… todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y en todas las cosas en él subsisten”. Ahora, estas declaraciones no se relacionan con la redención, sino enseñan que el hombre como criatura de Dios se intentaba que estuviera “en Cristo” en todas las fases de su existencia. Se puede decir entonces, en perfecta armonía con la Escritura, que Dios escogió a la humanidad de todas las existencias materiales creadas por él para el privilegio increíble de estar “en Cristo”, permaneciendo santos y sin mancha “delante de él, en amor” y placer santo de asociación. Con razón, Pablo exclamó “Bendito sea el Dios y Padre” por concebir una benevolencia así. Esto fue hecho sin cierto conocimiento que el hombre negaría su derecho de nacimiento, y pecaría contra su Creador amoroso trayendo separación.

Debe recordarse que ninguna presciencia de la caída se apoya fuertemente por la revelación de la Escritura, Gn. 6:5-7, por ejemplo, que literalmente se traduce así: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho”.

Amados, cuando Dios hizo unos planes así de gloriosos y benditos para su criatura de hombre y éste había abandonado el gran corazón de Dios por el placer pecaminoso, y fue de mal en peor, ¿podemos formar alguna concepción de la tristeza y el dolor que sobrevino a la bendita Trinidad cuando vieron tal maldad? Y, además, cuando Dios contempló los atributos gloriosos del hombre, creados para que pudiera entender y tener comunión con su Creador, ahora estaban siendo usados para concebir medios de gratificación pecaminosa, ¿quién medirá la tristeza de Dios, y también su misericordia para no terminar instantáneamente con la existencia del hombre? Cuán naturales y emotivas son estas revelaciones increíbles del corazón de Dios, y qué absurdo e imposible de contemplación si Dios poseyera conocimiento absoluto de todo esto cuando él “formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida”.

El Padre va a ser bendito en segundo lugar porque “habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo… nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados, de reunir todas las cosas en Cristo”. En esta serie de expresiones aparentemente relacionadas, ahí aparecen cinco tiempos aoristos de la siguiente manera: “habiéndonos predestinado”1, “hizo aceptos”, “hizo sobreabundar”, “dándonos a conocer [o nos dio a conocer]”, “se había propuesto”2. Un tiempo antepresente es muy sugeriblemente aplicado a Cristo y su obra. Un infinitivo aoristo “reunir” se usa para describir la culminación futura instantánea de los salvos (tiempo verbal básicamente que no tiene elemento de tiempo en un infinitivo, sino que relaciona a un tipo de acción), pero al hablar de la aplicación del plan de salvación, el muy importante tiempo verbal en presente, “tenemos redención”3 que significa usa la acción presente continua. Esta redención consiste en “perdón de pecados”, que podía sólo ocurrir en el tiempo luego de que habían sido cometidos.

Los cinco tiempos aoristos y particularmente la expresión “habiéndonos predestinado [nos designó de antemano] para ser adoptados hijos suyos” puede en toda justicia para el texto ser interpretada para relacionar el plan general de redención de Dios donde él designó de antemano adoptar a los pecadores de vuelta como sus hijos por medio de la muerte sacrificial de Cristo. El que el método de salvación es lo que se designó, en vez de ser individuos designados, se apoya más por la declaración “tenemos redención [estamos teniendo redención]”, que parece ser un pensamiento insertado en la serie de expresiones sobre el plan y la misericordia de la salvación. La tercera sección es una continuación del pensamiento de la segunda. No sólo somos redimidos para nosotros mismos, sino haber sido “herencia” de Dios. El pronombre “nosotros”4 muy probablemente se refiere colectivamente a aquellos que habían de tomar la redención. Ellos han sido “predestinados [designados de antemano]” para ser “alabanza de su gloria”. Es muy importante la siguiente designación de “nosotros”, “que primeramente esperábamos en Cristo”5 siendo un tiempo participio antepresente de proelpvzw. Todo el plan de redención está siendo hecho “según el designio de su voluntad”. Aquí entonces en la palabra “predestinados”6 (proelpvzw), podemos tener un pensamiento paralelo al de Ro. 8:29 donde la misma palabra ocurre en el tiempo aoristo. Se está de acuerdo ahí que se refería a aquellos que habían sido designados, uno por uno, para las bendiciones de la salvación, en el tiempo que Pablo escribió la epístola. Si así fuera aquí, la presciencia no estaría involucrada, como fueron designados por el arrepentimiento para ser continuamente la alabanza de su gloria.

Por otro lado, esta tercera sección pudiera ser una continuación del mismo plan general de salvación de las otras secciones, y no tener ninguna referencia específica. Esto se refuerza por el giro definitivo a la aplicación específica en la siguiente frase “en él también vosotros”. El pensamiento entonces sería que aquellos que fueran salvos por medio de la expiación y gracia de Dios serían por designio la herencia especial de Dios “para la alabanza de su gloria”. La palabra “designados de antemano” entonces no pertenecería a cualquier identidad personal, sino a los redimidos vistos como un grupo, tal como fue hecho en el contexto que precede, la presciencia que no está por tanto involucrada.

La declaración en la conclusión muy decididamente aplica a los santos que leerían la epístola de Pablo “en él también vosotros”. Esto añade fuerza a la sugerencia que previamente Pablo no se había dirigido a ningún grupo particular de santos, sino estaba estableciendo verdades benditas, generales e increíbles referentes a Dios y el plan de salvación.


1 Esta oración “habiéndonos predestinado” en la versión en inglés se encuentra en pretérito simple y se puede traducir “nos designó de antemano” (nota del traductor).
2 Esta oración “se había propuesto” en la versión en inglés se encuentra en pretérito simple y se puede traducir como “se propuso” (nota del traductor).
3 Esta oración “tenemos redención” en la versión en inglés se encuentra como forma continua, leyéndose “estamos teniendo redención” (nota del traductor).
4 El pronombre está implícito en el verbo “tuvimos” en la traducción al español (nota del traductor).
5 “Esperábamos en Cristo se puede traducir “hemos venido a esperar” (nota del traductor).
6 También se traduce “habiendo designado de antemano” (nota del traductor).

Traducción al español de David Camps